Go to Top

Voces de San Juan Pablo II y el cardenal Ratzinger

Sigue el clamor de obispos, sacerdotes y fieles laicos preocupados por la manera en que algunos de sus pares están distorsionando las enseñanzas de la Iglesia en materia de vida y familia, como es el caso de las relaciones de parejas homosexuales.

Con tales distorsiones pareciera que la Iglesia adecuará su doctrina a las ideologías que hoy dominan. Y aunque esos cambios doctrinales no sucederán, la confusión aumenta.

El obispo emérito de Ciudad del Este, Paraguay, Rogelio Livieres, explicaba en un artículo publicado días posteriores al Sínodo para la Familia del mes de octubre que: “Hay que reconocer… que en el interior de la Iglesia católica conviven desde hace décadas modos de pensar incompatibles.. Conviven entre nosotros, junto a la fe católica, cismas y herejías a lo largo y ancho del planeta. Quienes lo promueven han advertido que es mucho más eficiente y lucrativo quedarse dentro de la Iglesia, no apartarse de ella. Trabajar desde su interior”:

La hora heroica

También dice el prelado: “Al papa Francisco le toca hoy esa misma hora heroica que afrontó Pablo VI cuando a contracorriente publicó su Humanae Vitae. Él es el custodio y el guardián supremo de la doctrina y la práctica de la fe. Como a todos los Papas, le toca ser el administrador fiel que debe confirmar en la fe a sus hermanos.”

Seguramente, eso esperamos, el papa Francisco levantará su voz clara y firme para atajar el oportunismo de sacerdotes y jerarcas que adentro de la Iglesia alientan contrariamente al Magisterio, el matrimonio y la adopción de niños por personas homosexuales.

Y es que el Magisterio pontificio, cuyo origen son las Sagradas Escrituras, no deja lugar a dudas ni a discursos ambigüos.

San Juan Pablo II aprobó en octubre de 1986 la “Carta a los Obispos de la Iglesia Católica sobre la Atención Pastoral a las Personas Homosexuales”, que elaboró el Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, cardenal Joseph Ratzinger, papa emérito Benedicto XVI.

Respeto

En ella se expone la importancia de acoger con respeto a las personas homosexuales al seno de Iglesia, pero, reafirmando la doctrina que rechaza las conductas homosexuales. La carta explica, también, la forma en que los grupos de presión homosexual habían penetrado al interior de la Iglesia, por lo que se ordenaba a los obispos no permitir que sus sacerdotes promovieran estas conductas y engañaran a su grey:

“Dentro de la Iglesia se ha formado también una tendencia, constituida por grupos de presión con diversos nombres y diversa amplitud, que intenta acreditarse como representante de todas las personas homosexuales que son católicas. Pero el hecho es que sus seguidores, generalmente, son personas que, o ignoran la enseñanza de la Iglesia, o buscan subvertirla de alguna manera. Se trata de mantener bajo el amparo del catolicismo a personas homosexuales que no tienen intención alguna de abandonar su comportamiento homosexual. Una de las tácticas utilizadas es la de afirmar, en tono de protesta, que cualquier crítica, o reserva en relación con las personas homosexuales, con su actividad y con su estilo de vida, constituye simplemente una forma de injusta discriminación.” (9)

“El Señor Jesús ha dicho: “Vosotros conoceréis la verdad y la verdad os hará libres” (Jn 8, 32). La Escritura nos manda realizar la verdad en la caridad (cf. Ef 4, 15). Dios que es a la vez Verdad y Amor llama a la Iglesia a ponerse al servicio de todo hombre, mujer y niño con la solicitud pastoral del Señor misericordioso. Con este espíritu la Congregación para la Doctrina de la Fe ha dirigido esta Carta a Ustedes, Obispos de la Iglesia, con la esperanza de que les sirva de ayuda en la atención pastoral a personas, cuyos sufrimientos pueden ser agravados por doctrinas erróneas y ser aliviados en cambio por la palabra de la verdad.”(18).

Recemos por el papa Francisco, en este tiempo de prueba.- Mérida.

rosamariag13@hotmail.com

 

, , , , ,