«Quisiera invitar una vez más a rezar por nuestros hermanos egipcios que hace tres días han sido asesinados en Libia, sólo por el hecho de ser cristianos. Que el Señor los acoja en su morada y conforte a sus familias y comunidades. Oremos por la paz en Oriente Medio y en el norte de África, recordando a todos los difuntos, a los heridos y a los prófugos. Que la Comunidad internacional pueda encontrar soluciones pacíficas a la difícil situación en Libia».
Dirigiéndose cordialmente a los peregrinos ucranianos, se unió a su oración por la paz duradera:
«Hermanos y hermanas, sé que entre las intenciones que presentan ante las Tumbas de los Apóstoles está el ruego de la paz en Ucrania. Llevo en mi corazón el mismo anhelo y me uno a su oración, para que llegue cuanto antes la paz duradera a su patria».
El Santo Padre dedicó un recuerdo también a los jóvenes carismáticos reunidos en tantas partes del mundo en adoración eucarística:
«Mi pensamiento se dirige a los jóvenes de la Renovación Carismática Católica Internacional, que hoy, en diversas partes del mundo se reúnen en oración para la hora de adoración eucarística. Me uno espiritualmente a ellos expresando profundo aprecio por esta iniciativa y anhelo que las nuevas generaciones puedan ir cada vez más al encuentro con Cristo».
Y concluyó sus saludos como es tradicional con sus palabras a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados:
«La Cuaresma es un tiempo favorable para intensificar su vida espiritual: que la práctica del ayuno, queridos jóvenes, los ayude a adquirir mayor dominio de sí mismos; que la oración sea para ustedes, queridos enfermos, el medio para encomendar a Dios sus sufrimientos y percibir su presencia amorosa; que las obras de misericordia, los ayuden a ustedes, queridos recién casados, a vivir su existencia conyugal abriéndola a las necesidades de los hermanos»
(CdM – RV)