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NUNCA MÁS LA GUERRA

La paz es algo esencial para el equilibrio de la convivencia social. Observamos que ante esta necesidad  fundamental del ser humano, se crea, un gran distanciamiento entre lo que es y lo que debería ser. Me atrevería a afirmar que la paz es algo tanto o más fundamental que el Cambio Climático. Los esfuerzos que se dedican para la resolución de uno y otro conflicto están resultando insuficientes, por no decir, que están fuera de control. En ambos casos se destinan esfuerzos que no están dando el resultado demandado por la sociedad.

La resolución de este tipo de conflictos requieren, imaginación y firme voluntad de solución. No creo que en la actualidad, estos dos conceptos se estén dando. En mi reflexión me ocupare, específicamente de la paz pues la solución a los problemas del  Cambio Climático, dependen muy mucho de los avances que se logren en conseguir más paz en el mundo. Según Mahatma Gandhi, “no hay camino para la  paz, la paz es el camino”.

Todos los años, el Vaticano organiza una jornada  dedicada a la Paz mundial. Pablo VI la instituyo y San Juan Pablo II la institucionalizo gracias a su compromiso con la iniciativa y a su largo y prospero pontificado. En su primera jornada (1079)  dijo: “La paz exige cuatro condiciones esenciales: Verdad, justicia, amor y libertad”.

Si extrapolamos el concepto paz, en el ser humano, llegamos a la conclusión de la importancia que tiene la verdad. Que interesante es la verdad aunque en muchas ocasiones nos cueste asumirla. Somos mucho más felices diciendo la verdad que mintiendo. Nos sentimos más hombres cuando la sinceridad se apodera de nosotros y lo manifestamos  en un estado de fluidez que inclusive nos aumenta la autoestima. Amar la justicia es una buena determinación. El hombre justo es sencillo su personalidad es cercana y siempre encuentra la manera de actuar consecuentemente. El amor hacia los cosas y hacia las personas definen nuestra personalidad. Cuando nuestro corazón está lleno de amor, todo se percibe diferente. Cuando el corazón se encuentra lleno de rencor las limitaciones vienen solas. La libertad sería la cobertura de esta evaluación o conceptos a tener en cuenta para trabajar siempre por y para la paz.

La paz necesita de iniciativas personales. Tenemos que educarnos para la paz. <Dichosos los que trabajan para la paz porque serán llamados hijos de Dios> (Mt 5, 9; cf. Lc 10, 5)

A la paz le ha surgido un potente enemigo. Si bien es cierto que el terrorismo es una actividad muy antigua, es ahora cuando en su plenitud, nos hace reflexionar sobre cómo y con qué rapidez se está propagando en todo el mundo. Su fortaleza basada en la brutalidad de sus autores, nos estremecen cada vez más intensidad y con más frecuencia. Los gobiernos ya no saben cómo reaccionar, hacen lo que pueden para diluir el dolor de los familiares y en general de todas las personas bien nacidas. No podemos conformarnos con unas pomposas exequias y unas amenazas de carácter bélico por más potentes que parezcan. No deja de ser una guerra lo que aparece en cada impacto, provocando el odio y el rencor con estas actividades defensivas ante el enemigo. Nunca una guerra ha solucionado un conflicto, más bien ha creado otro. “Nunca más la guerra” afirmaba, San Juan Pablo II, con cierta frecuencia. Él entendía mucho esa problemática, alcanzo una terrible experiencia en su querida Polonia.

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