Setenta intervenciones entre ayer por la tarde y esta mañana, la “gradualidad” entre la vida real y el ideal cristiano, los divoricados que se han vuelto a casar y la eucaristía que «no es el sacramento de los perfectos», la formación «larga y severa» al matrimonio
Iacopo Scaramuzzi
Un lenguaje capaz de dialogar con el mundo, la “gradualidad” como actitud que toma en consideración las dificultades que pueden separar a las familias reales del ideal cristiano, un camino «largo, personalizado e incluso severo» de preparación para el matrimonio, la acogida de las parejas de divorciados que se han vuelto a casar (la eucaristía «no es el sacramento de los perfectos, sino de los que están en camino»). Son algunos de los temas que han surgido en el Sínodo extraordinario sobre la familia que, ante la presencia del Papa, comenzó ayer en el Vaticano.
La sala de prensa de la Santa Sede dio noticia sobre las dicusiones que se han llevado a cabo, después de la sesión inaugural de ayer por la mañana hasta las segunda y tercera congregaciones generales. Durante la reunión en varias lenguas con los periodistas, el vocero vaticano, el padre Federico Lombardi, resumió las reuniones y entregó una síntesis escrita que, aunque no se indique cuál padre sinodal haya tocado cuáles argumentos, traza un cuadro general de los temas discutidos. Entre el día de ayer, el primero de las dos semanas que durará el Sínodo, y hoy por la mañana, tomaron la palabra 70 padres sinodales, entre intervenciones programadas y participaciones espontáneas.
Esta mañana, además, «se anunció el deseo del Santo Padre de que el día 20, en el que ya estaba previsto un Consistorio para algunas causas de canonización, el Consistorio extienda su dinámica y se convierta en un Consistorio en el que los cardenales y los patriarcas presentes hablen sobre la situación del Medio Oriente, con base en las consideraciones del encuentro de los nuncios apostólicos que se llevó a cabo la semana pasada», explicó Lombardi.
Durante el debate sinodal, «surgió la necesidad de adecuar el lenguaje de la Iglesia, para que la doctrina sobre la familia, la vida, la sexualidad, sea comprendida correctamente: hay que dialogar con el mundo, siguiendo el ejemplo del Concilio, es decir con una apertura crítica y sincera», indica la síntesis difundida por la Sala de prensa. «Si la Iglesia no escucha al mundo, el mundo no escuchará a la Iglesia». En la discusión también surgió la necesidad de tener cuidado con el lenguaje «que la Iglesia debe usar para darse a entender en cuanto al Evangelio de la familia», dijo el Padre Lombardi durante el que definió, con un poco de humor, como «un intento de síntesis». El padre Thomas Rosica, responsable de la comunicación vaticana en inglés precisó, por su parte, que un padre sinodal subrayó que «expresiones como “intrínsicamente desordenado” (usada con respecto a la homosexualidad, ndr.) o “mentalidad anticonceptiva” no ayudan a llevar a Cristo a las personas». Se ocupó de la síntesis en español Manuel Dorantes. Durante el encuentro con los periodistas se indicó que se había aludido en varias ocasiones durante el debate sinodal al «respeto de la “gradualidad”», es decir el hecho de que «hay un camino mediante el cual los cristianos se acercan al ideal de la familia y del matrimonio cristiano», explicó Lombardi.
Durante la sesión de ayer por la tarde, «se subrayó que incluso las situaciones imperfectas deben ser consideradas con respeto: por ejemplo, uniones de hecho en las que se convive con fidelidad y amor, presentan elementos de santificación y de verdad», indica el resumen vaticano. «Hay que amar verdaderamente a las familias en dificultades». La gente, «a pesar de las apariencias», «ya no se satisface con el egoísmo y busca ideales», y el «cristiano sabe que la felicidad es Cristo, pero no logra comprender el lenguaje adecuado para comunicárselo al mundo».
Entre los diferentes puntos que surgieron esta mañana, se subrayó que «el camino de preparación al sacramento matrimonial debe ser largo, personalizado e incluso severo, sin temor de ver una eventual disminución del número de matrimonios por la Iglesia». El sínodo, además, reflexionó sobre «las parejas en dificultades, los divorciados que se han vuelto a casar»: «Las familias que sufren no buscan soluciones pastorales rápidas, no quieren ser una mera cifra estadística, sino que sienten la necesidad de ser inspiradas, de sentirse acogidas y amadas. Debe dejarse un mayor espacio a la lógica sacramental, más que a la lógica jurídica. En cuanto a la inclusión a la Eucaristía de los divorciados que se han vuelto a casar, se insistió en que este no es el sacramento de los perfectos, sino de los que están en camino».
Durante el debate también se subrayó que hay otras religiones en las que se pueden inspiurar los cristianos, en particular en los lugares en donde las comunidades cristianas representan una minoría. El cardenal Béchara Rai, Patriarca maronita de Beirut que también participó en el encuentro, puso el ejemplo del islam. El sínodo comenzó hoy con una homilía del card. Chibly Langlois, obispode Les Cayes en Haití: el mundo, dijo el purpurado caribeño: «todavía sigue marcado por injusticias de todo tipo y de las que numerosas poblaciones son víctimas. Es incalculable el número de las familias que sufren debido a la miseria, a la explotación, a la violencia y a la guerra». El purpurado haitiano evocó particularmente la situación en Siria, Irak, África y el mismo Haití. Surgió también la hipótesis de un mensaje del Sínodo a las familias en Irak. El cardenal de Manila, Luis Antonio Tagle, presidente delegado, introdujo el testimonio de vida de una pareja de cónyuges filipinos: George y Cynthia Campos. El cardenal Vincent Nichols, arzobispo de Westminster, también participó en la reunión con los periodistas y dijo que la atmósfera de las discusiones era «amable», pues, explicó, no hay ningún problema al hablar sobre las «dificultades» que encuentran las familias y la Iglesia desde un punto de vista más «pastoral» que académico». E indicó también que hay, en la reunión sinodal, un «sentido real» y una voluntad verdadera para compartir, abiertamente, «un camino común».
- 5:08 pm
Sin la familia no hay presente ni futuro.Sin una familia solida y estructurada no puede haber una sociedad a la altura de las circunstancias. Hasta los mas ignorantes reconocen que no se puede querer mas de lo que se quiere a un hijo. ¿Por qué, entonces este afán abortista? No permitamos que las nuevas corrientes, las que arrasan con todo lo tradicional invadan nuestro territorio cristiano. La familia es un blanco para ellos. No debemos permitirlo sin antes manifestar nuestra máxima resistencia.