Asenjo homenajea a Juan Pablo II como «el Papa de la autenticidad»
Ni seis meses llevaba ordenado como obispo cuando en noviembre de 1997 tuvo su primer encuentro privado en Roma con aquel gigante de la Iglesia con motivo de una visita ad limina. Le dio cuatro consejos de utilidad para toda su carrera eclesiástica, que hoy sigue aplicando como un hermoso legado: el cuidado del culto eucarístico, el impulso de la pastoral de la familia y la vida, la potenciación de la pastoral juvenil y el trabajo en favor de las vocaciones. Juan José Asenjo, arzobispo de Sevilla, homenajeó este martes en el Ateneo a Juan Pablo II, el Pontífice polaco que visitó cinco veces España, que estuvo en dos ocasiones en Sevilla (1982 y 1993), que tuvo como ejes de su pontificado a Jesucristo y el hombre y como principales referencias a la Virgen María, los jóvenes, la restauración de la unidad de la Iglesia y la paz en el mundo.
Asenjo fue, precisamente, el coordinador de ese quinto y último viaje, acontecido en 2003. Con ocasión de aquellos preparativos tuvo ocasión de estar muy cerca del Papa, de verle rezar a las seis y media de la mañana: «Uno tenía el privilegio de ver rezar a un santo, por su capacidad de abstracción cuando oraba». Glosó la figura del Pontífice -proclamado santo recientemente por el papa Francisco- como un firme defensor de la paz, marcado por su experiencia directa como testigo de la Segunda Guerra Mundial: «Siempre dijo que la guerra es la derrota de la humanidad. Todos recordamos su esfuerzo baldío por evitar la invasión de Iraq. Ni siquiera el Gobierno de España le escuchó».
Monseñor Asenjo hizo un repaso del currículum de Juan Pablo II, destacó las cifras de sus visitas pastorales, de los beatos y santos proclamados, los viajes por el mundo y sus publicaciones. «Ha sido el Papa más importante de mi vida sacerdotal», dijo quien estuvo en Roma en 1978 cuando comenzó el ministerio petrino de quien manejó el timón de la Iglesia durante casi tres décadas.
Asenjo tiene la convicción de que la Santa Sede adquirió una dimensión excepcional con Juan Pablo II: «Fue el párroco de la aldea global, el llamado campeón del ecumenismo, el Papa del perdón, de la reconciliación». Recordó sus peticiones de perdón por el trato injusto dado a los judíos y sus momentos de oración en mezquitas y sinagogas en su apuesta por el diálogo interreligioso, como el encuentro histórico de líderes religiosos que promovió en Asís para rezar por la paz en el mundo.
El arzobispo hispalense centró buena parte de su discurso en realzar la figura de Juan Pablo II como «el Papa de los jóvenes», conocedor de primera mano de la dimensión que tuvo la cita del aeródromo de Cuatrovientos (Madrid), donde el Pontífice se dirigió a 750.000 jóvenes convenciéndoles de «la posibilidad de ser modernos y profundamente fieles a Jesucristo». «Él perdió a su madre de niño y siempre se encomendó a la Virgen María». Asenjo recordó a este respecto que Totus tuus fue el lema elegido por Su Santidad Juan Pablo II para su pontificado.
Asenjo reveló como altos funcionarios españoles le elogiaron la «autenticidad» del Papa con ocasión de aquel último viaje a España, una virtud que aumentó aún más en los últimos años de su vida: «La más bella de sus encíclicas fue su sufrimiento como pastor. Fue un buen pastor a pesar de las enfermedades que le acompañaron desde el atentado. Es incuestionable la autenticidad de su testimonio». Por supuesto, el prelado hispalense destacó la defensa que Juan Pablo II hizo siempre de la dignidad inalienable de todo ser humano, «desde su concepción hasta su ocaso».
Asenjo tuvo también palabras para Sevilla con ocasión del homenaje a Juan Pablo II: «Quiso mucho a Sevilla y así me lo ha asegurado muchas veces mi antecesor, el cardenal Amigo Vallejo». No faltaron anécdotas, como cuando en aquella misma visita de 1997, el Papa polaco hizo dos preguntas a los obispos españoles que habían acudido a Roma: a qué se dedicaba Felipe González tras haber dejado la Presidencia del Gobierno y cuándo se casaba el Príncipe de Asturias. Uno de los obispos comentó con humor respecto a la segunda: «Ésa es la pregunta del millón».
No faltaron palabras hacia Benedicto XVI, el sucesor de Juan Pablo II: «Fue el Papa de lo esencial, el Papa teólogo, el teólogo católico más importante del siglo XX, de una enorme piedad que nos regaló tres tomos de Cristología fantásticos».