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´Dios y el Universo están unidos desde los primeros versículos de la Biblia´

El doctor en filosofía de la física Franciso José Soler Gil señala la estrecha relación entre filosofía y cosmología.

Francisco José Soler Gil, Doctor en Filosofía por la Universidad de Bremen y miembro del grupo de investigación de Filosofía de la Física de esta misma universidad, trató un tema que despierta un gran interés desde sus inicios, el «Origen del Universo».

¿Cómo empezó todo? Origen del Universo fue el título escogido para abordar una cuestión que despierta gran interés. La conferencia -que forma parte del Ciclo Horizontes de Razón abierta– se celebró el miércoles 19 de febrero en el Salón de Grados de la Universidad Francisco de Vitoria. «La filosofía se entrelaza con la cosmología» lo mismo que la teología desde sus comienzos. Según afirmó Francisco Soler, la cosmología ha dispuesto un diálogo entre la Física y la teología. Desde la Biblia hebrea, el mito de los orígenes griego, egipcio, mesopotámico hasta la Cosmología del siglo XX. A la par que la investigación y observación sobre el Universo, se han sucedido preguntas por el sentido, la finalidad y lo originario, preguntas que exceden el ámbito propio de la física.

«Dios y el Universo están unidos desde los primeros versículos de la Biblia». En las tradiciones religiosas se dan reflexiones comunes; sin embargo, mientras que la tradición judeocristiana destaca la figura de Dios como Creador, como Logos que antecede al caos, luz de la vida y la razón; para el resto de tradiciones religiosas lo primero es el caos.
Desde los pitagóricos, pero sobre todo a partir de la filosofía que se desarrolla en Atenas en el siglo IV -sobre todo Platón -se sientan las bases para comprender el universo desde las matemáticas.

«La experiencia humana tiene dos ámbitos. El ámbito de la experiencia del mundo material y el de la experiencia mental.» Soler distinguió las teorías físicas en cosmología de las interpretaciones filosóficas que se plantean a raíz de ellas. Así, se puede dar una interpretación materialista o teísta de un mismo conjunto de hechos. Los primeros propondrían como más idóneos para comprender el Universo, conceptos propios de la experiencia material, mientras que los segundos harían lo mismo pero partiendo de la experiencia mental.

La cosmología como rama de la física, o filosofía natural, sufrió un revés entre los siglos XVIII y XIX: se consideró que no era posible tomar el universo en su conjunto como un objeto de experiencia (Kant) y por lo tanto, no podía propiamente conocerse ni afirmarse nada sobre él sin caer en una antinomia de la razón.

Sin embargo, en 1917 Einstein desarrolló su teoría y años después (1946) desembocó en el actual modelo del Big Bang, definido como «un objeto físico ordinario con unos ciertos rasgos definitorios que se describen con un cierto grado de unidad y de independencia». Este es el modelo estándar en el que se basa el conocimiento del universo en la actualidad.

La cosmología del siglo XX ha abierto una vez más el camino a la teología natural.

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